En la Plaza del Mercado de la Saqueada por ser siempre Fidelísima (así reza su escudo) Ciudad de Borja se encuentra ubicado el Restaurante La Bóveda, dirigido magistralmente por el bueno de José Baya. Para visitantes del Campo de Borja o que van camino del mítico Moncayo, se trata de un más que recomendable establecimiento que se ha hecho merecedor de ser mencionado en este humilde rincón de la red de redes. José es un profesional de los pies a la cabeza. El trato que dispensa en “su casa” es francamente excepcional y resulta cuando menos chocante que siempre lo encuentres al pie del cañón. Ya se sabe, predicar con el ejemplo.
El sitio es muy acogedor, cálido me atrevería a decir. Una antigua bodega en sótano da cobijo a este paraíso gastronómico, mentado y reconocido en prestigiosas guías de carretera. Con una carta excelente y un más que destacable menú del día de lunes a sábado, presenta una ratio calidad-precio más que digna. Algunos platos ya se han convertido en clásicos e inamovibles de la carta. Lo impide la propia demanda del respetable público, que al final siempre es el que manda. Me atrevo a nombrar, a sabiendas de que cometeré algún olvido, la crepe de morcilla con salsa de foie, la ensalada de tomate con queso de cabra y módena, las puntas de solomillo con pimientos del piquillo, el revuelto de borrajas y las alcachofas con foie, entre otros muchos. También hay que destacar el helado de vinagre de módena y la ensalada de perdiz escabechada. Siempre regados con una amplia y variada carta de vinos, en la que siempre destacarán los excelentes caldos de la zona, la cuna de la garnacha.
Es conveniente, casi obligatorio, llamar con antelación si no queremos tener problemas de mesa. En precios, como ya he comentado, mantiene el tipo con dignidad, moviéndose entre los 14,50 leuros del menú y los 40,00 a los que, arriba o abajo, nos podemos ir con su acertada carta.
Como dice mi amigo marraquino Julio Navarro, “lo importante es la compañía, pero si se come bien, mejor”.Merece la pena hacer un día una excursión (casi es un paseo) y comprobar lo aquí escrito y relatado in situ. A buen seguro que el viajero saldrá satisfecho. Baya es una apuesta segura. Yo así lo creo y así lo cuento.
El sitio es muy acogedor, cálido me atrevería a decir. Una antigua bodega en sótano da cobijo a este paraíso gastronómico, mentado y reconocido en prestigiosas guías de carretera. Con una carta excelente y un más que destacable menú del día de lunes a sábado, presenta una ratio calidad-precio más que digna. Algunos platos ya se han convertido en clásicos e inamovibles de la carta. Lo impide la propia demanda del respetable público, que al final siempre es el que manda. Me atrevo a nombrar, a sabiendas de que cometeré algún olvido, la crepe de morcilla con salsa de foie, la ensalada de tomate con queso de cabra y módena, las puntas de solomillo con pimientos del piquillo, el revuelto de borrajas y las alcachofas con foie, entre otros muchos. También hay que destacar el helado de vinagre de módena y la ensalada de perdiz escabechada. Siempre regados con una amplia y variada carta de vinos, en la que siempre destacarán los excelentes caldos de la zona, la cuna de la garnacha.
Es conveniente, casi obligatorio, llamar con antelación si no queremos tener problemas de mesa. En precios, como ya he comentado, mantiene el tipo con dignidad, moviéndose entre los 14,50 leuros del menú y los 40,00 a los que, arriba o abajo, nos podemos ir con su acertada carta.
Como dice mi amigo marraquino Julio Navarro, “lo importante es la compañía, pero si se come bien, mejor”.Merece la pena hacer un día una excursión (casi es un paseo) y comprobar lo aquí escrito y relatado in situ. A buen seguro que el viajero saldrá satisfecho. Baya es una apuesta segura. Yo así lo creo y así lo cuento.
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