Ya lo decía el maestro Joaquín Sabina. Resulta que, desde hace algún tiempo y amparados en la riqueza de nuestro vetusto castellano, parece que nos empeñamos en cambiarle el nombre a las cosas, dando a veces extraños giros que descolocan al más pintado. Las líneas de autobús cortas son ahora lanzaderas. Los presos han pasado a llamarse reclusos y los terroristas, violentos. Lo que nuestros antecesores y nosotros mismos siempre hemos llamado caguerilla (con perdón por el maloliente palabro) ha pasado a denominarse gastroenteritis vírica y los hipermercados ya hace días que se convirtieron en grandes superficies.
Nuestros políticos se han batido el cobre para buscar el vocablo que más se ajusta a la crisis económica que nos machaca actualmente el bolsillo. Desaceleración y recesión parece ser que sirven como sinónimos. A otros de la misma cuerda no les gusta la privatización y prefieren el término externalización. Y para más inri, la separación de la Infanta Elena se ha bautizado como cese temporal de la convivencia (olé tus cojones, que diría un castizo…) Y otra y daban la una: ya no generamos basura, generamos en nuestras casas residuos sólidos urbanos.
Y así podríamos seguir y no parar en este mundo de locos en el que parece que nadie quiere ni intenta llamar al pan, pan y al vino, vino. Las cosas por su nombre, queridos. En caso contrario, no hacemos sino marear al personal que a veces no sabe ni por dónde le da el aire. Aunque sea cierzo. Más bien parece esto la Torre de Babel. Así nos va.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en lo expuesto, si bien en los ejemplos que pone Antoño al menos se sustituye una palabra castellana por otra castellana, aunque sea más enrevesada.
Para mí aún es más grave el extendido hábito de utilizar anglicismos para denominar términos que pueden expresarse sin problemas en castellano, tales como pendrive, reality show, magazine, spot, low cost y unos cuantos miles más.
Y ya que hablamos de idioma, mi mayor crítica se dirige hacia los que se dedican a referirse a todo en los dos géneros, másculino y femenino, por aquella cursilería progresista de extender la igualdad de género a todos los ámbitos.Resulta rídiculo oir (o leer, que también se escribe así mucho últimamente) aquello de españoles y españolas, amigos y amigas, queridos y queridas.No aporta ninguna información añadida al texto o discurso y además resulta malsonante.
Y no empecemos con lo de que el castellano es machista,porque un lenguaje no puede ser machista ni feminista, adjetivo únicamente utilizable para las personas.También hay además multitud de términos que en los que tendría que realizarse el ejercicio contrario: artista, dentista, violinista, periodista,o, sin irnos más lejos, los propios términos machista y feminista.
Pregúntenle si no a nuestro genial acedémico Arturo Pérez Reverte, que de vez en cuando nos da una lección magistral sobre el tema en su columna del suplemento dominical XLSemanal (pueden verse todos ellos en www.capitanalatriste.com)
El mejor ejemplo de la deficiencia verbal comentada nos lo pone cada día la vicepresidenta del gobierno de ZetaParo. Presten atención la próxima vez que la escuchen.
Me alegro buenas noches.
Deivid.
Tienes razon, ya no se llaman a las cosas por su nombre, el camarero de toda la vida ahora trabaja en la hosteleria, el cocinero es restaurador, el peluquero esteticien, pegarle a la parienta o que ella te maltrate psicologicamente le dicen violencia de genero(tocate los coj...) y asi podriamos seguir hasta el infinito o mas alla.
Igualmente pasa con los anglicismos y galicismos(creo que se dice asi a los palabros que copiamos de los franchutes)no se porque coñ..le dicen a la despensa office, a la letrina y el retrete(donde vamos a evacuar la gastroenteritis)servicio water o toilette y asi sucesivamente.
Y no quiero entrar en laismos, leismos y otras multiples patadas al diccionario y a las mas elementales reglas de ortografia, con que nos obsequian todos las dias periodistas, presentadores de television y nuestros bien preparados y queridos politicos.
Bueno que me estoy enrrollando demasiado, en definitiva, que hablamos y escribimos con el recto(o culo como quieras).
Un saludo
PabloPol
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